A cuchilladas con Lope

Nuestro Siglo de Oro, entre el XVI y el XVII, fue un momento de esplendor cultural que coincidió con unos tiempos muy peligrosos, en los que las armas blancas salían de sus vainas con alegría.

De 1611 data una carta en la que se puede leer lo siguiente:

«Y perdone Vuestra Excelencia el escribirle así y de tan mala letra, que estoy metido en una gran refriega, porque viniendo de los Descalzos el lunes a las ocho de la noche, me dieron muchas cuchilladas, sin que pudiera desenvolverme; no me hirieron, que los que ven mi capa lo juzgan a milagro; antes la persona que intentó lo que digo cayó en unas piedras y dejó allí mucha sangre, de donde se entiende que yo estaba inocente y él engañado. Hase alborotado el lugar, como si yo fuera cosa de consideración con él, y visitádome jueces.»

El autor de estas líneas no es otro que el gran Félix Lope de Vega, que confiesa así como había estado a punto de perder la vida. La misiva va dirigida al duque de Sessa, don Luis Fernández de Córdoba y Aragón, con el que tenía amistad y al que también ofrecía servicios de Cyrano amanuense (le escribía cartas de amor de encargo para facilitar sus conquistas).

Según contaba El País, la Biblioteca Nacional compró hace unos dos años 117 cartas de nuestro Fénix de los Ingenios dirigidas al citado duque, donde se recoge este episodio.

También aparece en las cartas un clásico de Lope… ataques a Miguel de Cervantes:

«De poetas, no digo: buen siglo es este. Muchos en cierne para el año que viene; pero ninguno hay tan malo como Cervantes ni tan necio que alabe a Don Quixote.»