LIBROS. Digital y papel

Condena a Madame Bovary

En aquel siglo XIX del que no hace tanto pero del que tanto nos separa, el ejemplo de una mujer adúltera era cuestión inaceptable en el ámbito de la opinión pública. Hasta tal punto era cuestión inaceptable que el escritor de la novela Madame Bovary (protagonista adúltera confesa) fue llevado a juicio. Pero no solo pasó por juicio el bueno de Gustave Flaubert… también se las vio ante el juez otro señor llamado León Laurent Pichat, a la sazón, director de la revista La Revue de París, donde fue publicada por primera vez la obra por capítulos, desde octubre hasta diciembre de 1856. ¿Solo ellos dos? No. Les acompañó Auguste-Alexis Pillet, el impresor.

La obra, publicada ya como libro en abril de 1857.

En todo este proceso, como bien se explica en un artículo de bbc.com, tuvo mucho que ver el celo profesional exacerbado de Ernest Pinard, fiscal del Imperio de Francia (nada menos). Un tipo entregado a su labor, que le dijo a Flauvert que “El arte que no observa las reglas deja de ser arte; es como una mujer que se desnuda completamente. Imponer las reglas de decencia pública en el arte no es subyugarlo sino honrarlo”.
El fiscal se empleó a fondo contra Flauvert: “¡Denle la pena más liviana a Pillet, sean tan indulgentes como quieran con el director de La Revue, pero para Flaubert reserven toda su severidad!“.
Finalmente no consiguió que condenaran a ninguno de los tres… Y, además, hubo otra condenada que se libró de la cárcel porque era un personaje literario. Sí, Madame Bovary fue crudamente criticada en la sentencia de este juicio por ser una mujer que:
(…) aspira a un mundo y sociedad que no le corresponden que, descontenta con la condición que el destino le asignó, olvida sus deberes de madre, falta a los de esposa, introduciendo adulterio y ruina en su hogar…“.

Si hubiera sido una mujer real, Madame Bovary hubiera ido a prisión.
¿Qué fue de Pinard?
Pues unos meses después fue de nuevo fiscal en el juicio contra otro escritor, Charles Baudelaire, por el libro Las flores del mal (seis poemas fueron prohibidos).
En 1866 llegó a ser ministro de Interior de Napoleón III. Aquí debajo le tenéis posando con toda la dignidad de un gran hombre como él.