LIBROS. Digital y papel

Carmen Polo y las cartas de Pérez Galdós

La hija de la que mandó construir el Pazo de Meiras o quien se quedó con ese pazo años después. O fue su hija, Blanca Quiroga de Pardo Bazán, o fue la mujer de Franco, la famosa Carmen Polo. Alguna de las dos tuvo que ser la que destruyera esas cartas de amor. O las dos, quien sabe. Lo cierto es que las cartas que Benito Pérez Galdós dirigió a Emilia Pardo Bazán han desaparecido. Y tuvieron que ser muy golosas…

En el libro titulado ‘Miquiño mío’ (Editorial Turner) se recogen las cartas que se enviaron en el otro sentido, es decir, las que ella le envió a él.

Y, oiga, no tienen desperdicio. Lejos de los clichés que podemos imaginarnos en dos personajes tan señalados de nuestra literatura del siglo XIX, nos encontramos a dos personas libres que gozan de un amor intenso que, eso sí, mantienen oculto. Fueron dos amantes entregados.

La Pardo Bazán le llega a escribir: “Te como un pedazo de mejilla y una guía del bigote”. Así, con alegría y del tirón.

miqui

En otra carta, después de un viaje que han hecho juntos a Alemania, donde pudieron disfrutarse sin tantas prevenciones ni miedo a ser descubiertos como en España,  ella le cuenta que la separación le duele y que se ha dejado caer sobre la cama como si se “echase al turbio Sena en momentos de desesperación” para desahogarse con llanto y “un sueño oscuro, cargado de pesadillas”.

Es comprensible que echara de menos los ratitos pasados en Alemania, donde habían estado:

“Embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria, y si no, también muy bien, siempre será una felicidad inmensa, que contigo y solo contigo se puede saborear, porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro”.

Pero, como mencionaba al principio de esta entrada en el blog, nos faltan las cartas que le enviaba él. Y fue el propio contenido de estas misivas, seguramente incendiario, lo que motivó su ‘desparición’. O bien fue la propia hija de la Pardo Bazán o bien la mujer de Franco, cuando la familia del dictador se hizo con el Pazo de Meiras que había sido propiedad de la escritora.

Porque la hija de la escritora aceptaría con dificultad aquellas cartas y aquellas cosas que le había dicho a su madre Pérez Galdós y es posible que las destruyera. O, en caso de que no lo hubiera hecho… en fin, imaginad a Carmen Polo al saber de esas misivas y su contenido.