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La muerte del padre de Plath

La vida de Sylvia Plath es un polvorín de emociones que comenzaron desde muy niña. Se ha escrito que pudo padecer trastorno bipolar.
Lo cierto es que uno de los acontecimientos más crudos para esta poeta estadounidense fue la muerte de su padre cuando ella tenía nueve años. Una diabetes a la que el señor Plath no hizo caso acabó con su vida.
En un artículo de Jot Down lo explican muy bien. En este texto también explican que Aurelia, la madre que acababa de quedar viuda, no quiso llorar para evitar a sus hijos su imagen desecha en lágrimas por la muerte del padre.

Pero esto sentó fatal a Sylvia Plath, que no pudo así realizar un duelo por la pérdida más normalizado. De hecho, recriminó posteriormente a su madre el no haber llorado durante aquellos días de dolor. Pero hay más, porque la joven Sylvia, con su orfandad recién estrenada, hizo firmar a su madre una hoja en la que se comprometía a no volverse a casar, a pesar de que tenía 35 años (era 20 años más joven que el difunto).

La madre cumplió, no se volvió a casar.

Y Sylvia, además de criticar la falta de lágrimas y hacer firmar a su madre ese documento, había tenido otra reacción muy chocante al enterarse de la muerte del padre. Cuando su madre le comunica el fallecimiento, ella contesta:

«Nunca volveré a hablar con Dios